12 Oct Importancia de la barrica en el sabor del vino
Originariamente, la barrica fue creada por los celtas con la finalidad de transportar tanto líquidos como sólidos. No obstante, posteriormente se observó que la barrica influía en el sabor del vino, dotándolo de unas características y aromas diferentes, además de ser un recipiente idóneo para su conservación.
¿Cómo afecta la barrica al vino?
Tras la fermentación, el vino es almacenado, generalmente, en barricas de roble. A este proceso se le denomina crianza, y tanto en función del tamaño de la barrica, de su uso, o del tiempo que el vino permanezca en ella, adquirirá unos matices u otros.
También influirá en el sabor del vino el proceso de tostado de la madera de la barrica para darle la curvatura adecuada. De esta forma, existen cuatro tipos de tostado:
- Ligero, que aporta aromas avainillados y de coco.
- Medio, que resalta las notas más especiadas, vainilla y chocolate.
- Alto, incrementa las notas ahumadas, de café y vainilla y disminuye las más especiadas.
- Muy alto, se incrementan las notas tostadas y ahumadas.
Aunque se han elaborado barricas de distintos tipos de madera como el cerezo, el castaño o el pino, la más habitual y adecuada para la maduración del vino es la de roble. No obstante, tampoco cualquier tipo de roble es apto para esta tarea. Las barricas suelen fabricarse, habitualmente, de roble francés y americano.
Finalmente, en función del tiempo que permanezca en barrica, podemos distinguir tres tipos de vino:
- Crianza, que permanece un mínimo de 24 meses de reposo en bodega, seis de los cuales deben ser en barrica.
- Reserva, debe permanecer en barrica un mínimo de 12 de los 36 meses de reposo en bodega.
- Gran reserva, permanece 60 meses de reposo en bodega, de lo cuales 18 son en barrica.
¿Ya conocías la gran influencia que tenía la barrica en los aromas y el sabor del vino? Ahora, cada vez que degustes tu licor de Baco favorito, te proponemos tratar de identificar dichos aromas y adivinar cómo fue su almacenamiento.
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