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Qué diferencia un vino crianza de uno reserva

Parece que la respuesta es sencilla pero en este artículo te hablaremos de que las clasificaciones de los vinos no solo dependen del tiempo de envejecimiento. Existen otros factores como el tipo de vino, la añada o la denominación de origen que también afectan a su clasificación. Hay que tener en cuenta que este criterio de medición solo se emplea en España, ya que no existe un factor único a nivel mundial para poder clasificar los vinos. Lo que en España es un vino crianza no tiene por que serlo en otro país.

Principales diferencias entre un vino crianza y un reserva

Lo que diferencia principalmente un vino crianza de un reserva es la permanencia del vino en barrica. Esta maduración le aporta al vino una textura diferente y un sabor característico, ya que adquiere los matices de la madera y se potencian sus características. Cada tipología de vino tiene diferentes tipos de envejecimiento, tanto los tintos como los blancos o rosados. Además, en cada Denominación de Origen es distinta y existen etiquetas que han pasado por barrica con periodos diferentes. Sin embargo, hay unas pautas generales a nivel nacional para poder realizar una clasificación.

Tipologías de vinos españoles

En función de esta catalogación, los vinos jóvenes son aquellos que pueden consumirse sin necesidad de dejar ningún tiempo de maduración, o que hayan pasado en barrica períodos inferiores a los 6 meses.

La clasificación de los vinos crianza depende del tiempo que tengan y del vino que sea. Por ejemplo, los vinos de La Rioja de este tipo tienen un envejecimiento mínimo de 24 meses, 12 de ellos en barrica de roble. Los vinos blancos y rosados necesitan un período más corto de alrededor de 6 meses.

Los vinos reserva necesitan una maduración de como mínimo 36 meses y como mínimo deben estar en barrica durante un año. Para los vinos blancos y rosados el tiempo se reduce a 24 meses, con un mínimo de seis en barrica.

Por último, la categoría de gran reserva quedaría destinada a vinos con un tiempo mínimo de maduración total de 60 meses. Y estos vinos deberían pasar al menos 18 de esos 60 meses en barrica. En el caso de vinos blancos y rosados gran reserva, el tiempo total de envejecimiento no debe descender de los 48 meses, de los cuales, al menos los 6 primeros deben transcurrir en barrica.

Ahora que ya conoces qué diferencia a un vino crianza, de uno joven o un vino reserva, podrás entender mejor las características que tiene que reunir. No te olvides que esta clasificación no define su calidad y podrás encontrar vinos excepcionales independientemente de que sean jóvenes, reserva o gran reserva.

 

 

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