catar un vino

¿Quieres catar un vino como todo un profesional?

Trazar círculos con la copa, oler el vino, probar un pequeño sorbo. Catar un vino parece una tarea sencilla, pero detrás de este ritual se esconde la clave para saber si un vino puede llegar a la mesa o no. ¿Tú también quieres aprender a catar los caldos como todo un profesional? Pues toma nota de estos consejos.

Busca los defectos

Todo el ceremonial inicial de mover el vino dentro de la copa, olerlo y probarlo, tiene como principal objetivo comprobar que no tiene ningún defecto, como podría ser, que esté acorchado.

¿Qué significa esto? Que el vino ha sufrido una contaminación química.  Ocurre por la presencia de clorofenoles, moléculas que desencadenan una reacción en el líquido, por lo que aparecen olores a cartón mojado, moho y humedad; además, arruinan el gusto característico de la bebida y le aportan amargor y notas rancias. Generalmente, el tapón de la botella es el factor que ocasiona la TCA (llamada así por uno de los clorofenoles más comunes en los chorchos: tricloroanisol), debido a que puede venir contaminado desde el árbol de origen o adquirirla en la bodega. Sin embargo, también puede ocurrir por otras razones, como barricas o tanques infectados y su efecto es irreversible.

Por esta razón, es habitual ver a un sumiller oler un corcho que acaba de sacar de una botella, ya que un olor a humedad excesiva es el primer indicativo de que un vino puede tener este defecto.

En qué debes fijarte al probar el vino

La primera impresión sobre un vino nos llega a través de la vista. Su color puede darnos muchas pistas sobre su edad, la variedad de uva con la que está elaborado o de su proceso de producción.

En segundo lugar interviene el olfato. A la hora de catar un vino podemos encontrarnos con aromas primarios, procedentes de la variedad de la uva; aromas secundarios, procedentes de la fermentación; y aromas terciarios, que se originan por la crianza.

Cabe destacar que algunos aromas pueden recordarnos a flores o frutas, pero cuando se trata de olores muy obvios, generalmente se trata de un indicativo negativo.

Cómo describirlo

Los expertos utilizan múltiples adjetivos para describir un vino una vez lo han probado en boca. Un caldo puede ser redondo, plano, fresco, amaderado, o incluso vertical. Estas calificaciones van a depender del regusto que deje en la boca y de su acidez.

Un vino también se puede definir como largo o corto. Esta característica dependerá de la persistencia de la sensación en boca una vez que se ha bebido.

Otro término interesante, pero que ya se encuentra en desuso es el retrogusto. Este se refiere a aquellos aromas que recibimos en la nariz cuando ya hemos bebido el vino.

Ya tienes todas las claves necesarias para catar el vino como todo un profesional, ahora ha llegado el momento de ponerlas en práctica.

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